Personajes:๑Julian Solo (Poseidon):
Fukuro-Honda
๑Sorrento de Sirean:
-Sorem-
Trama: Desde que lo conoció, Sorrento ha estado enamorado de Julian, su señor. Por esa razón le ha servido con fidelidad incluso después de que este se transformara en Poseidon, el rey de los mares, sin embargo le lastimaba que su amo no se diera cuenta de sus sentimientos y que lo tratara como un simple amigo. Pero no todo era tan malo, ya que gracias a la confianza que Julian le guardaba pudo convertirse en su confidente y de esta manera logró conocer todo acerca de él, hasta el más ínfimo secreto que guardase, así también pudo ingeniar una manera que podría servirle para hacer que su señor lo amara tanto como Sorrento lo amaba a él.
La noche que tenía pensado declararsele fue a la habitación de su señor con un ramo de rosas, el cual escondió detrás de su espalda para darle la sorpresa, pero al estar frente a frente notó algo muy extraño en los ojos de su señor, algo le decía que no era el mismo de siempre. En el momento en que el joven llamó a su señor por su nombre (Julian), el peliazul respondió que era un error pues él no era esa persona sino Poseidon.
"Imposible, ese es el cuerpo del señor Julian...Será que él...¿Es su reencarnación?"
A sabiendas de eso se inclinó frente al emperador de los mares y le juró lealtad, sabía que en el fondo seguía siendo la persona que tanto amaba, debido a eso no podía dejarlo.
Una noche se presentó la oportunidad nuevamente para que le confesara sus sentimientos a la persona que lo hacía suspirar, para su alegría el amor fue correspondido pero lo que Sorrento no sabía era que esa persona era Poseidon y no Julian. Tras una noche pasional, ambos despertaron en la misma cama, Julian estaba exaltado y desconcertado a lo que preguntó temeroso "¿Qué pasó?"
Sorrento no supo cómo responderle, entristecido se limito a decir "No fue nada señor, me dormí con usted porque estaba asustado, tuve una pesadilla así que vine a buscarle. Perdóneme, he dormido aquí sin su permiso"
El peliazul le dijo que no pasaba nada con una dulce sonrisa, realmente no podía recordar nada...
Desde entonces no volvieron a hablar del tema.
Inicio de la historia:Era una mañana muy lluviosa, Sorrento acababa de levantarse y con expresión somnolienta acomodó su cabello para que no se viera tan despeinado, aunque no lucia tan diferente de como era siempre. Melancólicamente miró por la ventana, las gotas de lluvia bajaban por esta, ya habían pasado dos semanas desde aquel incidente.
–¿Cómo pude ser tan tonto? Estoy seguro que lo he arruinado todo, mi esfuerzo ya no servirá...Desde aquel día me he visto obligado a distanciarme del Señor Julian por miedo a que piense mal de mí. Seguramente piensa que soy un pervertido, estaba desnudo al lado de él y mi única escusa no fue lo suficientemente buena como para que me creyera, él dijo que todo estaba bien pero yo lo dudo– Bajó la mirada y sus manos estrujaron entre sus dedos las sábanas.
Tenía la cabeza llena de frustraciones, se moriría si su amo dejara de hablarle por aquella noche, no podía decirle la verdad....¡Pero qué decía! A estas alturas Julian ya debía de tener una idea de lo que había ocurrido en realidad, habría que ser un completo despistado para no darse cuenta.
Se levantó de la cama y fue directo al cuarto de baño para darse una ducha, después haría sus labores y, como había hecho últimamente, evitaría cruzarse con su señor para evitar que el tema surgiera de nuevo, sería una suerte si su amo ya lo hubiese olvidado todo.
Terminando de ponerse la ropa salió del cuarto y caminó por el largo pasillo observando los cuadros que tapizaban la pared, todos ellos eran de la famila Solo, en uno de ellos estaba Julian con sus dos padres, en esa foto apenas era un niño pero aún a esa corta edad era muy apuesto, al menos para Sorrento que no apartaba la mirada de él.