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Noche de San Juan, Ikki x Hyoga [Oneshot]

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Flor_de_Liz
icon3  view post Posted on 24/6/2014, 06:54     +1   -1




ficha:

Autor: Flor de Liz
Personajes: Hyoga, Ikki,
Tipo: Romántico
Advertencias: Ninguna
Sinopsis: Hyoga en su viaje de Siberia a Francia para visitar a su maestro sigue de paso a España con un grupo de gitanos, por el camino se encuentra con Ikki, el eterno viajero, y pasan juntos con los gitanos y sus tradiciones una noche especial, la noche de San Juan.

Comentarios: Este fic lo hice para Luribel en su cumpleaños en 2011. Por supuesto va dedicado a más niñas oda que conozco y que son muy agradables, entre ellas Tas, Olga, Miri, Flowerdita, Stefy, Kaori, Sasori, y algunas más.
Este fic está basado en la canción Noches de San Juan de Bertin Osborne =))))

Noche de San Juan



Flor de Liz
Para el cumpleaños de Luribel



La búsqueda

La caravana avanzaba lenta pero segura en su destino, aun faltaban unos días para que divisaran la playa a la que siempre llegaban a sus rituales. Varios carromatos repletos de trastos, ropa, y mil utensilios que cualquier familia utiliza iban en fila por el camino.

Ser nómadas tiene sus ventajas, pero lo mismo desventajas, buscan siempre el equilibrio para ser felices y salir adelante en todos los lugares en los que estén, aunque sus movimientos son siempre de ida y vuelta, de Rumania a España y viceversa.

Hyoga llevaba unos siete años acompañándolos, era un recorrido que hacía solo por placer para ir con ellos, aprender un poco de los lugares en los que paraban y quizás encontrar lo que no sabía buscaba, pero que estaba latente en su mente.

Los tiempos de paz que vivían los caballeros de la orden de Atena eran muy aburridos, y a pesar de que Hyoga nunca compitió por la armadura del cisne para luchar, sino para llegar hasta donde su madre estaba, la mayor parte de su vida lo había combatido. Todas las batallas lo fueron haciendo muy fuerte pero también muy solo. Tenía varias chicas que lo admiraban, aún recordaba los bellos ojos de Fler, la delicadeza de Erin, una que otra amazona que había llamado su atención y que sin duda una sola palabra del rubio y la habría tenido en su cama. Pero … no era precisamente eso lo que lo satisfacía, él pensaba que eran las batallas constantes en las que su vida pendía de un hilo, en la que enfrentaba a los oponentes con todas sus fuerzas. Todo aquello terminó y ahora la vida era tan tranquila que decidió ir a su pueblo y quedarse ahí para siempre, o al menos hasta que nuevamente su diosa, a quien juró proteger, lo necesitara nuevamente y volviera a las peleas que le daban la sensación de libertad y ese cosquilleo de vida.

Aburrido también de su pueblo y de que la vida ahí era aun más lenta, tranquila y sin peligro que en el mismo Japón o en Atenas, optó por deambular un tiempo, hasta que los encontró y se unió a ellos para cada año volver.




Los romá

No podía decirse que le dieran más emociones que en sus días de batalla, pero sin duda su alma lo pedía. En ocasiones los romá o gitanos, como eran conocidos en España, eran perseguidos o se metían en problemas aun sin quererlo, Hyoga procuraba en la medida de sus principios ayudarlos sin comprometerse demasiado y era entonces cuando se sentía útil y podía usar su cosmoenergía por algo que él consideraba su diosa haría también.

Cada vez que pasaba por Francia, Hyoga se desviaba un par de días para visitar a Camus. Siempre había guardado un especial cariño por su maestro y sabía que si un día tenía problemas o necesitaba un consejo podía contar con él, Camus siempre fue como un padre a pesar de no ser tan mayor. Este año en especial, Camus recibió a más visitas además de la de su antiguo discípulo. Camus era un cotizado arquitecto y escultor de figuras de hielo, continuamente estaba diseñando espacios habitacionales y figuras efímeras para fiestas o adornos en reuniones, las cuales nunca faltaban y por lo mismo había alguien cada día solicitando sus servicios.

Las visitas de esa ocasión eran algunos caballeros dorados que solo decidieron visitarlo, aunque Milo lo frecuentaba mucho más. Al parecer ellos también extrañaban la vida agitada de pelas que tuvieron. El ruso se percató en ese momento que nunca había preguntado a Camus por sus compañeros, nunca tuvo ese detalle por querer saber acerca de los demás, así que prestó atención a lo que los otros decían de los demás para enterarse de lo que pasaba entre ellos. Nada interesante, o por lo menos nada que a él le interesara y decidió que era mejor dejarlos compartiendo sus viejos tiempos de entrenamiento y batallas.

En un momento de la tarde Hyoga le comunicó a su antiguo maestro no quedarse esa noche como otros años, optó por solo saludarlos y continuar su viaje con los gitanos hacia España. Por supuesto que el francés intentó disuadirlo y le pidió se quedase al menos unas horas más acompañándolos, pero el rubio no quiso, se sentía de más entre los caballeros de mayor rango. Y justo cuando se despedía, frente a la puerta de la cada de Camus, llegó un caballero más, el cual apareció sin anuncio ni nada, tal cual era desde siempre. Ikki.




Continuará ...

Edited by Flor_de_Liz - 24/6/2014, 20:32
 
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Flor_de_Liz
view post Posted on 24/6/2014, 07:21     +1   -1





El encuentro

El moreno llegaba sin más equipaje que una chaqueta en su hombro. Por raro que pareciera se acercó y saludó.

- Hola Camus … que hay pato –dijo el fénix al estar cerca de ambos que se encontraban en la acera frente a la casa del mayor.
- Ea! Hyoga, ahora no estarás solo, alguien más próximo a ti está ahora con nosotros.
- … -Hyoga no supo qué decir ni hacer, simplemente no esperaba ver a nadie más y menos a él, a Ikki.
- Vamos Hyoga, solo esta noche y mañana te vas con tus amigos.
- ¿Vienes con amigos ruso? –inquirió Ikki incrédulo.
- No son precisamente amigos … -pero Hyoga lo pensó mejor y supo que lo eran a pesar de haber viajado solo por un par de meses con ellos al año- son, pero no como te imaginas, son más bien como una fraternidad.
- Son gitanos Ikki –intervino Camus para dejar las palabras sin malos entendido o a medias- Hyoga los acompaña en el solsticio de verano desde hace algunos años.
- ¿Tú? ¿Tú con gitanos? Esa sí es novedad, tengo que verlo, pensé el único trotamundos era yo.
- ¿Por qué no pasan ambos a la casa y hablan un poco poniéndose al tanto de sus cosas? ... además … Ikki vino a verte, no lo puedes dejar así nada más.

Un silencio incómodo lleno de preguntas se apoderó, lo que aprovechó Camus para dar la media vuelta y entrar en la casa para atender a sus visitas dejando la puerta abierta por si querían entrar y charlar, aunque sabía que no era el estilo de su discípulo. Él ya había hecho lo que tenía que hacer y lo demás dependía por entero del fénix.

- ¿Por qué dijo Camus eso?
- No sé, supongo que porque alguna vez pasé por aquí y me dijo que una vez al año, en junio, lo visitabas.
- ¿Y eso qué? –comenzó a desconfiar Hyoga.
- Oye no te hagas líos, simplemente pregunté por mis compañeros, si podía saludarte lo haría y punto.
- Disculpa, es que todo esto me parece raro, primero las visitas de Camus y luego tú, seguro en la noche llega alguien más y yo prefiero irme ahora.
- Como quieras pato … ¿puedo acompañarte?

Hyoga lo miró absolutamente confuso, ¿qué le pasaba a Ikki? No era el que conocía, bueno sí era él, pero la actitud no, el fénix era un solitario y no solía ni preguntar el acompañar a alguien más y mucho menos a él. Sin embargo, algo muy dentro lo instó a aceptar aunque dudaba.

- Los gitanos no son muy dados a recibir gente que no sea de su clan, no los integran.
- ¿Y a ti por qué sí? –preguntó el fénix tratando de que Hyoga aceptara la compañía.
- Es una historia larga –pensó Hyoga al meditar en cómo se involucró con ellos y cómo a la fecha ahora son sus amigos.
- Tengo mucho tiempo para oírla, sobre todo que es raro en ti hagas estos viajes que no son de tu naturaleza.
- Pues déjame decirte que tú eres un solitario y no sueles viajar en compañía.
- ¿Cómo puedes asegurarlo?

Hyoga se calló, siempre lo veían solo, pero eso no significaba que en sus andares fuera solo. Así que optó por no decir más y aceptar la compañía, que a final de cuentas sí deseaba.


La historia

Por el camino Hyoga contó el inicio de ese peregrinar, cómo un día que iba a ver a su maestro Camus, se topó con la caravana de gitanos que eran agredidos por una comunidad en la que se decía ellos robaban. Le pareció injusto en el momento el atacarlos sin demostrarles nada, sin juicio, sin pruebas de ningún tipo más que habladurías sin fundamento y los defendió, sin lastimar a ninguno, utilizó un poco de su cosmoenergía para crear una barrera de hielo y asi dejar que los nómadas siguieran en paz y los otros buscaran sus pruebas para otra ocasión.

El ruso los acompañó un buen trecho del camino hasta donde estaba su maestro, ahí se despidió, pero los romá le pidieron se quedara con ellos al menos un tiempo más invitándolo a sus ceremonias y rituales en el lugar de destino, luego de eso volverían por el camino pero rodeando al pueblo atacante. Así fue como pudo percatarse de que no eran culpables de robos, ni de meterse en líos, simplemente son nómadas que van de un lado a otro en una ruta fija. Como las ballenas que suelen moverse cada año de un punto a otro, o las migraciones de aves que buscan el calor en el sur pero luego vuelven al norte en mejores tiempos. Tienen lugares fijos pero nunca se quedan mucho tiempo en ellos. Lo cierto es que como todo nómada al acabarse los recursos para su sobreviviencia se mueven a otro sitio.

Hyoga tenía muy claro que no sería un nómada como ellos, desde ese día y a la fecha solo los acompañaba tres meses del año para ir a España, primero con el pretexto de visitar a su maestro y saludarlo, manteniendo así un contacto continuo con él. También para no morirse de aburrimiento en Siberia con todo y que ahí había amigos y hasta posibles alumnos a caballeros, y también aunque muy oculto, y por lo mismo no lo dijo en ese momento, encontrar al fénix. El único de sus compañeros a quien quería volver a encontrar y saber cómo vivía o qué hacía, cómo se ganaba la vida, si estaba establecido, si tenía compañera.

- Estás loco pato, al final tú también tienes una vida libre y sin ataduras como la mía –comentó el japonés.
- ¿Eso quiere decir que no tienes a nadie?
- ¿Te importa? –dijo a manera de respuesta pero mirando al rubio de manera inquisidora.
- No –aunque mintió sin evidenciarlo- solo charlo contigo y averiguo qué haces, te he contado mi situación y el porqué estoy aquí, es justo tú comentes también algo.
- Yo solo soy así y eso ya lo sabes, así como sabes que sí tengo a alguien a quien visito seguido en Japón.

Hyoga sabía perfectamente a quien se refería, pero no le pasó por la mente que tuvieran contacto, obviamente era así al ser hermanos pero como él sí dejó a todo el mundo, supuso que todos estarían tan solos como él.

Caminaron hasta pasada la media noche, pronto vieron la caravana de gitanos, haciendo campamento para descansar fuera de la ciudad. Solo para comprar alimentos o vender sus pócimas o artesanías de madera o leer la buena suerte es que se internaban con los pobladores, pero solían mantener el campamento fuera y lejos por seguridad de todos.




La integración

Al llegar al lugar, Hyoga presentó a Ikki como su amigo ante Joska el líder de los romá y a todos ellos en general, nunca les había mencionado que era un caballero de Atena, simplemente que era un guerrero siberiano y que había otros como él que guardaban la paz de su pueblo, Ikki entonces era un guerrero también pero en Japón. Por ser amigo del rubio lo aceptaron sin problema, aunque recelaban que alguien desconocido entrara a su comunidad, por lo que pensaron en una especie de iniciación.

Prendieron una fogata especial con ramas secas de higuera y le pidieron a Ikki que en una de ellas pusiera su nombre pues al quemarse en la fogata se purificaría y podría ser parte de ellos cuando lo deseara, así como lo era el rubio. A Ikki le causó mucha gracia, aunque no lo manifestó, porque todo él ya era fuego, no necesitaba purificar su nombre porque ya representaba a la mítica ave de fuego. Aun así hizo cuanto le pidieron.

Antes del alba todos se fueron a descansar y en el corazón del ruso había gozo. Ellos dos durmieron, como otros hombres más, fuera de los carromatos, sobre la hierba. Una gitana de hermosa cabellera azabache prestó a Ikki una manta bordada con aves de colores, aunque no la usó, pues en junio, no hace frio y no se requiere cobijo alguno, agradeció el gesto y se quedó al lado del ruso para pasar la noche.

- La impresionaste fénix, seguro hizo un amarre de amor en la manta.
- Cállate, sabes que no creo en eso y no me importa.

Hyoga sonrió y se durmió feliz, el otro hizo lo mismo y también se sintió en paz luego de muchos años yendo de un lado a otro sin atreverse a ir a las tierras congeladas para no ser tan evidente ese encuentro. Cada uno estaba a la mano del otro, bastaba con estirarla aunque … ninguno lo hizo.

Ikki pensó que haber encontrado a Milo y con él a Camus podría saber algo o idear un encuentro con la persona que durante mucho tiempo tenía en su mente y en su corazón, claro que Esmeralda ocuparía un lugar especial, pero era el rubio que estaba a su lado en ese momento y el que le interesaba desde que volvieron a encontrarse luego de ser caballeros de Atena.

Camus fue quien un año antes le dijo que Hyoga lo visitaba a finales de mayo o principios de junio, y como el dorado de tonto no tenía un pelo, arregló con el japonés ese encuentro dejando que todo siguiera su curso al concretarse éste. Y así fue, la mañana del día anterior Camus llamó a Ikki para avisarle que su discípulo acababa de llegar, pero que si no se daba prisa, perdería la oportunidad pues varios dorados habían llegado unos días antes y seguro Hyoga no se quedaría como siempre lo hace. Lo demás fue fácil.


El camino

Pasó una semana más de camino en la que solamente charlaban, reían o ayudaban a los gitanos con los menesteres propios de los varones en mantener la caravana a salvo y provista de leña y presas de caza o pesca. Durante la noche, se integraban con todos en la cena, alrededor de la fogata. Si bien ellos no cantaban, sí aplaudían al ritmo de los instrumentos para animar a quienes bailaban.

La morena que se había interesado a Ikki no dejaba de insistir en su capricho, lo invitaba a comer, le daba una manta cada noche, lo invitaba a su carromato a ver objetos, todo con tal de estar a su lado y poder verter en él todo tipo de infusiones para que se fijara en ella y tenerlo como pareja, aunque todo le había fallado. Comenzó a desistir pensando que esos hombres guerreros eran todos así.

Por su parte Hyoga, no solo tenía admiradoras sino hasta admiradores porque varios chicos de la caravana querían tener las destrezas del ruso, porque aunque físicamente no lo pareciera, la fuerza y determinación eran muy superiores a cualquiera del grupo. Esa misma admiración en otros era envidia y rencor que se lo hacían notar siempre que podían, y por lo mismo la interacción con todos trataba en lo posible fuera cordial, solo quería ir con ellos, ser amigos y compartir un viaje de solo algunos meses sin más vínculos.

Al final de la segunda semana llegaron a Altea, en la costa del mediterráneo de España, era el lugar elegido por ellos para sus rituales anuales de sanación y buena fortuna en todos los proyectos. Era el 22 de junio y en dos días sería todo el festejo, aunque lo iniciaban justo una noche antes, la noche de San Juan.




La hoguera

Como cada año, se instalaron cerca de la playa pues entrarían en el agua al amanecer, las mujeres hicieron los preparativos para la noche y el día siguiente. En tanto que los hombres fueron de pesca y por leña para las fogatas, esa noche en especial la fogata debería ser grande y duraría varias horas, cazaron igual algunas liebres y perdices, tenían lo necesario para su noche.

Conforme la tarde caía fueron integrándose todos en el campamento, a lo lejos en la ciudad se notaba que también ahí se preparaban a su modo para ese festejo que casi coincidía con el solsticio de verano.

Durante el día, Hyoga e Ikki salieron a las poblaciones aledañas para conocerlas, desde que bajaron de las montañas en la frontera con Francia habían decidido visitar algunas ciudades y pasaron por algunas bastante grandes y pobladas. Encontraron ambos que eran buena compañía, hablaban de todo y recordaban mucho, pero ninguno tocaba temas que pusieran serio al otro, así que esos días fueron de mutuo conocimiento con reservas.

Cuando llegaron con los gitanos, se sumaron a los que hacían círculo ante la gran hoguera, pero Ikki notó inmediatamente que el ruso cambiaba, se hizo como más gitano, había pasado con él varios días y disfrutó al Hyoga de siempre, al compañero de armas serio, frio, pero humano. Y ahora tenía a un Hyoga cálido con todos porque nada más llegaron se dibujó una amplia sonrisa, tomó una guitarra y se unió a los otros que tocaban melodías para que las mujeres, con amplias faldas de lunares, bailaran alrededor de la fogata. Nunca antes mostró que supiera hacerlo, y además cantaba melodiosamente junto con el coro de los gitanos.

Ikki sintió que una enorme barrera se interponía entre él y el ruso. Los chicos que antes mostraran adversidad hacia el ruso, ahora estaban a su lado sonriendo, compartiendo una botella con destilado de frutas que ellos mismos hacían. La botella le fue pasada a Ikki pero él no tomó de ella. Hyoga lo miró intensamente esperando entendiera que el rito principal estaba en marcha. La morena que había insistido tanto con el fénix ahora estaba con otro hombre que formaba parte de su grupo de gitanos y que sí la valoraría, aunque tenía aun la convicción de intentar por última vez un acercamiento con el japonés.

Durante la velada, el fénix notó que algunas chicas tomaban a su pareja de la mano y se encaminaban hacia unos árboles que estaban a unos 20 metros de ahí, tardaron bastante en regresar, lo mismo hacían algunos gitanos varones con sus compañeras y pudo notar que había parejas de hombres que de la mano se internaban entre el bosquecillo, pero no puso tanta atención en ellos como lo hacía en el ruso.

La noche había caído, la luna y las estrellas iluminaban el firmamento, sin lograrlo, la fogata tenía más éxito en la tierra pues iluminaba fuertemente a todos, dándoles tintes exóticos, o al menos así le pareció al fénix cuando miró a Hyoga que lo tenía a pocos metros. Su tez blanca se veía entre amarilla y naranja, su cabello despedía luces rojas y doradas. Le pasaron otra botella con bebida fermentada de melocotones, esta vez bebió un buen trago y la garganta le quemó como jamás otra bebida por silvestre que fuera lo había hecho, para entonces Hyoga ya estaba a su lado, había dejado la guitarra a otro muchacho del clan.

- Esta noche es especial para los gitanos, y me parece que para toda esta región. Han combinado el solsticio de verano con un ritual de agua y fuego cristiano. Para los gitanos es la oportunidad de sanar sus espíritus y preparar sus brebajes.
- ¿Y qué se supone hacen ahora?

Antes de responder el ruso tomó la botella de manos del fénix y tomó un largo trago, para luego pasarla a otros compañeros.

- Durante varias horas harán diversos rituales, como por ejemplo la fogata que no solo es para iniciar a alguien, como te ocurrió a ti, también es para purificar –miró alrededor como buscando algo o a alguien, luego continuó- el agua también es para purificar y sanar.
- Pero solo son rituales, en realidad no pasa nada ¿o si?
- Sí pasa, cuando de corazón quieres que algo suceda … simplemente sucede, y eso lo hemos visto varias veces entre nuestros compañeros y las guerras que hemos mantenido. Cuando tienes en el corazón la convicción de lograr un objetivo, se logra.

Ikki miraba un tanto sorprendido a su compañero, no lo había escuchado hablar de esa manera, ni siquiera lo había imaginado acompañando a una caravana de gitanos, mucho menos participando con ellos en sus creencias.

Un chico que hacía unos días había discutido con Hyoga sobre algo que no escuchó, ni supo, ni preguntó, llegó hasta ellos. Estiró la mano hacia el rubio y éste con una sonrisa de real felicidad, como si encontrara algo que deseaba, aceptó con gana y así tomados de la mano fueron hacia lo espeso de los árboles. De vuelta llegaba una de las parejas que hacía bastante rato se había internado, regresaban felices con el cabello suelto y revuelto, no sería difícil imaginar qué estarían haciendo, y hacia alla se iba el ruso. En ese momento los celos llegaron, por fin daba rienda suelta a esa emoción pues durante todo ese trayecto en compañía de Hyoga había aceptado lo mucho que lo extrañaba porque sentía un intenso cariño. Aun se negaba a aceptar el amor, pero eso era, y por lo tanto los celos que le embargaban ahora.

Se levantó con la clara intención de ir tras él y evitar que ese gitano le robara a su Hyoga. Justo entonces se plantó frente a él la morena que había intentado por todos los medios de conquistarlo.

- Déjalo … si él fuera para ti te habría llevado a ti y no había aceptado a otro –los ojos de la chica destellaban luz, destellaban desesperación por no lograr sus intereses.
- No lo quiero para mí, es mi amigo y me preocupa que lo lastimen.
- ¿Amigo? Ja! … ¿Crees que no he visto cómo te lo comes con los ojos? Que quisieras tenerlo en tus brazos como yo añoro estar en ellos.
- No es verdad.
- Lo es y te pido por su felicidad que lo dejes en paz, ellos han elegido entregarse –al escuchar eso el fénix apretó los puños, no permitiría que nadie lo toque- a ti no te corresponde hacer nada más que brindar por su bien, ¿o acaso no lo quieres lo suficiente como para dejarlo ser feliz con quien ha elegido? ven vamos a la fogata con los demás, ya llegará y estará nuevamente con todos.

La morena sabía muy bien dónde dar para molestar y dónde para convencer, le tomó un brazo que se pasó por la cintura y lo guió aparentemente hacia los demás, Ikki caminó con ella un poco pero no a donde lo guiaba, pues ella haría un último intento para quedarse con ese hombre moreno de ojos grises que la había cautivado, él la soltó y casi se disponía a desaparecer de la vida del ruso cuando dos figuras llegaban corriendo del bosque en dirección a la fogata. La gitana dio por perdida la oportunidad y aceptó que ese hombre que parecía tener fuego en el cuerpo no sería para ella.

El gitano y Hyoga corrían a toda velocidad tomados aún de la mano, corrían para tomar vuelo y saltar sobre las llamas. Todos miraban aquello encantados y felices, vitoreaban al gitano y los animaban a llegar y terminar del otro lado de la fogata.

Ikki solo atinaba a mirar y preguntarse qué sucedía, vio volar a los dos hombres y a Hyoga en especial llevando al gitano para que no cayera al fuego, logrando aterrizar al otro extremo. Todos aplaudieron y ellos se abrazaron felicitándose, luego cada uno fue a cada lado para dar paso a otras parejas que harían lo mismo, correrían tomados de las manos para saltar sobre el fuego y terminar del otro lado abrazándose, aunque no necesariamente pasaban por la mitad pues corrían el riesgo de caer y quemarse seriamente.

Hyoga llegó un poco agitado en donde estaba el fénix, sonriéndole, se miraba satisfecho, pero para el moreno era completamente incomprensible lo que estaba sucediendo.

- ¿Qué fue todo eso rubio?
- Un ritual ¿Quieres probar?
- No sin antes me expliques.
- Ven conmigo –Hyoga lo tomó de la mano y ambos sintieron un nudo en el estómago, nunca antes habían hecho algo así, caminaron hacia los árboles.
- Marko y yo vinimos a este lugar a sanar diferencias, hemos hablado de que yo no quiero ningún romance con su pareja, ella es muy buena conmigo pues me dio la bienvenida a la caravana y desde ese momento me gané la enemistad de Marko, hasta este día en que ha visto que yo no tengo ningún interés con ella.
- ¿Y no pudieron hablar todo eso alla entre los demás?
- No, debía ser a solas y decir todo lo que nuestro corazón tiene para luego quemarlo al pasar por el fuego, por eso cuando llegamos al otro lado nada de rencores nos queda, nada de odios, nada de dudas, estamos ahora en paz.
- ¿Y los otros? Han venido por aca y no han saltado.
- Los otros vienen a la higuera. Sígueme, vamos ahí y lo verás por tí mismo.

Caminaron un poco más adentro donde por raro, entre todos los árboles de pino había algunas higueras, no más de 6, en ellas había promesas, iniciales atadas, palabras sueltas, juramentos encriptados.

- Aquí hacen una promesa o juramento casi siempre de amor, a veces es de amistad, a veces de muerte. Algunos juran matar a quien les ha ofendido y aquí queda registro hasta que lo cumple él o un descendiente.
- Es absurdo.
- Son sus tradiciones.

Hyoga tomó una navaja de entre sus botas y buscó una rama alta en la higuera, luego grabó una I y una H encerrados en un círculo.

- ¿Qué significa?
- Que estaremos próximos siempre.
- ¿Eso quieres?

Luego el ruso ignorando la pregunta tomó nuevamente de la mano a Ikki lo llevó hacia afuera para saltar la fogata. No necesitaron tomar impulso, para ellos no era ningún reto hacerlo, pero aun así a 5 metros antes de llegar, corrieron y saltaron. Al pasar por el centro, todos los que miraron notaron un ave fénix roja al vuelo al mismo nivel que un blanco cisne. Sería de buen augurio para ese año.

Al aterrizar, Hyoga abrazó a Ikki el cual estaba no solo impactado por el acercamiento, jamás había abrazado a ningún hombre además de su hermano, pero se sintió tan bien en aquel momento que no quería terminara nunca. Todos aplaudieron y hubo que dejar el abrazo.




El agua

Joska el líder de esa caravana de romá habló por varios minutos, deseando a todos salud y bienestar, deseando la paz entre ellos y de ellos para los demás. Al terminar, brindaron y comieron, los más grandes se quedaron junto a la fogata, la mayoría ebrios.

Los más jóvenes se acercaron a la playa, era cerca de las 4 de la mañana; de día el calor era intenso y a esa hora el fresco marino contrastaba. Con todo y eso, los gitanos en general comenzaron a desnudarse dejando la ropa desperdigada, pero en un lugar donde las olas no llegaban hicieron otra lumbrera con ramas de la higuera, pero ahora quemaban en ellas algo de su pertenencia y lo hacían cuando brincaban sobre ella. Se liberaban de ataduras.

Ikki estaba absorto, no podía creer que Hyoga estuviera desnudo, completamente desnudo frente a él, miraba ese cuerpo blanco, tostado solamente en cara y brazos por la acción de la nieve, miraba los músculos bien trabajados y sin querer bajar la mirada vio también la virilidad de ese hombre por quien su corazón, ahora, latía aceleradamente. Con un gran esfuerzo tuvo que mirar a otro lado, girando un poco su cuerpo para no tener la tentación de abalanzarse sobre ese ruso perfecto. Aunque por todos lados la gente se mostraba sin ropa alguna.

- Vamos Ikki, no me digas que te avergüenzas.
- Claro que no, no seas tonto. Pero me sorprende que hagan esto aquí cuando no es una playa nudista, además no sabía te gustaba ser exhibicionista.
- No lo soy, pero sería incómodo tener la ropa mojada con agua salada, te sugiero que tú también te desprendas de la ropa.
- ¿Es obligatorio?
- No, pero si te da vergüenza mostrar tus “cositas” –sonrió de lado sabiendo que eso provocaría al fénix- lo comprenderé.

A Ikki no le picaban el orgullo de esa manera, así que comenzó a quitarse la ropa procurando en todo lo posible no pensar en el hermoso cuerpo de su compañero o sería muy evidente que sus “cositas” tienen buen tamaño. Por alguna extraña razón se sintió bien, se sintió libre, una libertad que no había experimentado antes a pesar de andar por el mundo sin ninguna atadura.

Algunos gitanos llevaron instrumentos musicales y al ritmo de las guitarras y los panderos entonaron canciones con varios ritmos, algunos se levantaron a bailar, otros seguían saltando el fuego que poco a poco y a falta de más combustible se terminaba, quedando cenizas en los bordes. Fue entonces cuando la gitana encaprichada del fénix llegó mostrando el prefecto cuerpo femenino, firme y moreno, pasó por el frente de los caballeros atenienses y tiró la manta bordada con aves que durante varias noches ofreció con cariño e ilusión. Las llamas cobraron vida y la muchacha se alejó.

Estaba por amanecer, el alba había pasado y los rayos del sol se veían a lo lejos avanzando rápidamente hacia la tierra, hacia esa playa. Todos los jóvenes se levantaron de donde estaban y corrieron hacia el mar en dichosa algarabía. Se sumergían y al salir reían, ahí quedaron jugando con el agua, con las olas y la espuma que se formaba entre todos.

Hyoga tomó de la mano a Ikki y lo jaló hacía el agua, lo llevó hasta hundirse, las olas llegaron y los arrastraron un poco más lejos, El ruso en ningún momento soltó al japonés a pesar de lo difícil que sería nadar de esa manera, pero Hyoga era experto nadador y el fénix no se quedaba atrás. Cuando emergieron, Ikki tomo en sus brazos al rubio y lo besó, estaban a flote, se movían para flotar pero sus labios estaban unidos. Ambos se entregaron a ese beso tan inesperado pero deseado, con la emoción de los acontecimientos profundizaron la acción, la sal no estropeó el delicioso sabor de uno y otro, acariciaban las lenguas, jugaban con ellas y mordían los labios. Luego de un buen rato jugando con sus bocas se separaron pero no dejaron de tenerse en brazos uno de otro. Se miraron y al unísono en un susurro ambos dijeron “me gustas”.

Ambos sonrieron, no necesitaban más para saber que sentían lo mismo. Nadaron de vuelta a la playa donde algunos jóvenes seguían una nueva tradición de saltar nueve olas de espaldas para alejar la mala fortuna.

- ¿Qué hacen ellos?
- Nada que necesitemos, quieren alejar la mala fortuna.
- Hyoga tengo una duda.
- ¿Aun no te queda claro que me gustas?
- Eso sí –rio de buena gana el fénix- es sobre las iniciales en el árbol.
- Higuera, es una higuera y representa fertilidad y eternidad.
- ¿Por qué las encerraste en un círculo y no un lazo como los otros?
- Hacer eso hacia la media noche significa que esa promesa se cumplirá para toda la vida, yo deseaba estar junto a ti como esta noche para toda la vida.

Ikki atrajo al rubio y pegando sus cuerpos se besaron, con el sol naciendo del mar tras ellos.

- Así será.

El calor de sus cuerpos comenzó a subir, así como subió entre ellos la muestra de un deseo, que de no calmar dolería bastante.

Y desde aquel momento caminaron juntos por la vida, amándose y haciéndose felices. Integrándose a la caravana cada año y reafirmando su amor ante la higuera para que sea por toda la eternidad.

Un cisne blanco y un fénix rojo volaron por el mundo juntos.

FIN

 
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view post Posted on 11/2/2018, 15:28     +1   -1
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¡Hola!
Primero que todo quiero decirte que el fic es muy hermoso.
Siempre me ha fascinado como escribes y plasmas esos sentimientos en la escritura.
Espero leer más de sus historias.
Kisus pervertidos.
 
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2 replies since 24/6/2014, 06:51   134 views
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